Creo que tenemos tanto que aprender de nosotros mismos, que
no estamos preparados para tener esa lucha con nuestro ego.
Por más que pienso en mí, en mis reacciones, en mis discusiones,
en mis emociones, menos las entiendo. Menos me comprendo.
Cada día tengo más claro que las palabras son la forma más
vulgar de comunicación que existe, que es la forma por la que la raza humana se
pierde en su búsqueda, que la expresión es tan incompleta y está tan lejos de
llegar a poder definir una imagen de nosotros mismos (de nuestro interior), que
da paso a que nuestro ego se empodera de lo más sagrado de nosotros.
Las realidades de dos seres humanos son tan diferentes que necesitaríamos
mil vidas para darnos cuenta.
Cuando hablamos de parecidos no podemos detenernos en la
parte de la acción, no me refiero a eso. Nos han hecho entender que dos
personas con los mismos gustos, la misma forma de reaccionar, de expresarse, de
ver las cosas (no confundamos nunca con sentir), son personas compatibles, pero
esto es la forma más básica.
Cuando decimos que comprendemos a alguien, no quiere decir que lo compartimos, y
reforzamos ese entendimiento con las palabras más cercanas a nuestro sentir,
pero eso está muy lejos de la realidad.
Siempre he defendido que la experiencia propia en alguna cuestión
de nuestra vida es un voto a nuestro favor, y siempre refuerzo que NO hay dos
experiencias iguales, que si las hay es porque no aprendimos lo que tuvimos que
aprender en la primera y el universo es tan sabio que debe enseñarnos de nuevo.
Pero esto es tan complicado de entender que no existe escritura para expresar el
sentimiento que te produce.
En dos “experiencias parecidas” no solo está tu sentir, si
no que debes de luchar contra el poder colectivo del mundo entero. Ya que dicho
poder poco a poco irá implantando sus creencias sutiles en dicha experiencia,
irá modificando tu expresión y esto irá transformando tu “sentir”, tan
sutilmente que cada vez te costará más trabajo poder reconocer la fuerza de tus
acciones.
¿Cómo consigue esto el poder colectivo?, muy sencillo, haciéndote
ver todas las realidades que no tenías presentes en el momento que dicha
experiencia empezó. Hará que te ocurran situaciones “raras”, te sentirás cada
vez más víctima, verdugo o salvador. Da igual el papel que te haga
experimentar, ya que cada papel tiene unas características que irán cambiando
tu forma de “sentir”, estos papeles son los encargados de proteger, arropar, o
endurecer nuestro sentimiento más profundo, haciéndonos confundir este
sentimiento como algo real de nuestro ser, y aquí es cuando nuestro ego toma la
forma de sentimiento, dándote las razones y el sufrimiento necesario para ganar
su batalla.
El sentir verdadero no llega a cambiar, lo único que ocurre
es que la conexión tan limpia que existía al principio, está siendo manipulada
por otra conexión donde el ego se disfraza, usando el poder colectivo, y se
coloca justo por lo alto de tu sentir verdadero, haciendo confundir a tu mente,
y dándote la falsa sensación de que habla tu sentimiento. Es una manipulación
que “jamás” podrás detectar, que sólo podrás ver con el tiempo si eres capaz de
entender los papeles (victima, verdugo o salvador), que te rodean.
Digo “jamás” podrás detectar, debido a que en toda
experiencia intervienen factores, personas, situaciones, entornos, etc… que se
escapan de tu poder. Y que tendrás que esperar a que el tiempo pueda revelar
sus secretos a todo lo que implicaba dicha experiencia, y tu papel más
importante será no entrar en las luchas externas a ti. Aceptar y “comprender”.
Por la boca murió el pez, porque nosotros lo paramos en la
superficie, en lugar de introducirnos en su entorno.
No defiendas el calzado de los demás si no lo llevas y
tampoco se lo pidas, ya que el tuyo te proporciona todas las experiencias que
necesitas comprender y aceptar.
No te llenes de preguntas y de información, llénate de ti y
sabrás que preguntas hacerte y con qué información quedarte.
Kumbae Terapias Naturales
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