Buscando mi dolor más profundo, llegue a entender que tenía
que trabajar sobre las carcasas que nos hacemos en el corazón.
Solo pude encontrar la herida, abriendo otras heridas en el
plano mental, es decir, tuve que hacer pasar humillación a mi ego, si humillación
como la entendemos en la sociedad, declararme roto, afirmar mi dolor, afirmar
mi derrota en este mundo, afirmar mi perdición y anularme como persona
orgullosa, fuerte, salvaje.
Es en este instante es cuando pude entrar en mi corazón,
cuando pude observar el dolor y las grietas que tenía, cómo el pasado no se
había curado, cómo había brechas abiertas, donde rezumaba un sufrimiento. Puede
entender las palabras y las lecturas que mi alma buscaba.
Cómo mi corazón pedía llorar, y agradecer cada instante de
mi presente, como los pensamientos iban encajando con un sentido completo,
donde el autoengaño del ego no existía ya que estaba entretenido con la
humillación que estaba pasando.
Podía ver y describir cada herida, era como si cada grieta
le acompañara un título y una descripción.
Estar ahí, dentro del órgano que sabe perdonar, que sabe
entender, que no juzga, que ama la vida y la situación tal y como son. Podía
tocar y curar, pero sentía que si curaba esas heridas mi vida empezaría a
perder lógica en este instante, que tendría que empezar de 0, entendí como
todos mis movimientos tenían sentido con las heridas abiertas.
Era como ver una puerta del pasado que estaba unida al
presente y estaba marcando la dirección de un posible futuro. Entonces comprendí. Comprendí que solo yo era
dueño de mi vida, que todo tenía el sentido que yo quisiera que tuviera, me
enlazaba a las heridas del pasado para no aprender las nuevas del presente,
comprendí que podía modificar la visión de las situaciones como si se tratara
de una película en blanco y negro hecha con diapositivas.
Fue aquí cuando comprendí el significado del amor, del amor
propio, de la fe en uno y en su destino.
Tenía a mi alcance la solución a todos mis conflictos, pero
me preguntaba:- si eso era lo que yo deseaba. El miedo empezó a entrar en mí,
empezaron las dudas, no me sentía fuerte, era una sensación muy extraña, de
mucho poder y a la vez ninguno, algo que deseaba y que siempre había estado
soñando; lo tenía delante de mí, y me sentía inquieto.
Aquí comprendí hasta dónde puede llegar el poder del ego,
del autoengaño, de la falta de fe en tus creencias, tuve que reír, al verme
asustado, al ver una realidad tan entrañable, solo contada en libros.
Comprendí y tuve que besar cada paso de mi vida hasta hoy,
gracias a este recorrido puedo entender una de las partes más ocultas de mi
ser.
Gracias a cada paso que di, a cada situación que viví, a cada
mal uso de la palabra que hice, gracias a todos los que me acompañaron en ese
camino, a los que me acompañan, gracias a mi familia, gracias a la Tierra, al
Universo, a todos los seres vivos, los de dos piernas, los de cuatro patas, los
que se arrastran, los que vuelan y los que nadan, gracias a todos, gracias por
reunirme con todos en su momento.
Acaricié mis heridas, acaricié cada raja que existía en mi
corazón, las tocaba con mucha dulzura, las besé recordando el momento en el que
se produjeron. Acariciaba de una forma tan delicada que jamás hubiera pensado
que existía, sentía un enorme amor, sentía una inmensa alegría, donde solo
existía mi ser. Solo me dedique a
sentir, a darle amor, y a mantenerme en silencio, observando los efectos que
tendrían sobre mi cada acto. Sentía como lo que ayer era una realidad absoluta,
hoy se transformaba en una posible realidad, donde sólo yo podía escoger la
realidad que quisiera, donde un mundo se abría delante de mi visión, donde no
existía lo imposible, donde todo tenía un sentido y una importancia, una
importancia que se describía en un futuro.
Mirar el futuro deseado, te hacía tener una pasado único, mirar tu pasado solucionado, te hacia tener infinitos futuros. Donde sentías que solo podías disfrutar tu presente, con la gran confianza en el destino.
Mirar el futuro deseado, te hacía tener una pasado único, mirar tu pasado solucionado, te hacia tener infinitos futuros. Donde sentías que solo podías disfrutar tu presente, con la gran confianza en el destino.
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