martes, 12 de abril de 2016

El Miedo




El miedo es un agujero negro. Todo lo absorbe, en él todo se pierde.

Puede que pensemos, que tengamos la ilusión, de que controlamos nuestro miedo. Pero no es así.
El miedo nos consume, nos cambia, hace que dejemos de ser, simplemente. 
Día a día, va avanzando en nuestro interior.  Juega con nosotros… Es posible que a veces nos dé la sensación de que nos está dando una tregua… Pero es sólo eso. Una ilusión. Con el miedo no hay treguas, es una lucha constante, debemos conocernos para saber cómo afrontar, como combatir ese miedo. No podemos permitir ni por un instante que el miedo nos gobierne. Porque puede que tener miedo sea natural, pero lo que no lo es, es dejar de vivir. Así que debemos hacer lo posible por mantener el miedo a raya.
Porque miedo y vivir, son dos conceptos completamente  incompatibles entre sí. Y si dejamos que nuestro miedo avance, y nos gane la batalla, estaremos permitiendo que nuestra vida no sea como debe ser, no fluya como debería de fluir, en definitiva, no viviremos. No nos lo permitiremos, y por supuesto, jamás alcanzaremos la felicidad, porque, ni qué decir tiene, el miedo impide que la felicidad exista.
Todos tenemos miedo.
Miedo a perder, a fracasar, miedo a ver, miedo a sentir, miedo a ser, miedo a conseguir, por todo lo que esto implica, miedo a cambiar, miedo a no hacerlo, miedos trascendentales y otros que no lo son tanto; miedos, miedos y más miedos… Porque el miedo forma parte de nosotros. El miedo es parte del ser humano. No podemos arrancarlo sin más. No podemos ni debemos fingir que el miedo no está ahí.
Es mucho más complejo que eso, y mucho más sencillo a la vez. Admitir ante nosotros mismos que tenemos miedo es esencial, averiguar a qué le tenemos miedo realmente… es vital.
Conocernos, amarnos y respetarnos es arma más que suficiente para combatir el miedo.

 La cuestión es ¿vamos a dejar que el miedo gane la batalla? 

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