Me acuerdo de las noches que se hacían super cortas y los días que eran enormes porque no estábamos juntos. Deseando volver a verte y no poder dejar de pensar en ti, sentimientos que jamás se olvidan, en esos sentimientos solo hay un poder: el amor.
Cada vez que te veo me entra un escalofrío por el cuerpo, y
poder contemplar la belleza de tu ser me hacía sentirme inferior, solo con el
brillo de tu ojos, la luz se hacía en la oscuridad, saber que estabas ahí para
todo, me hacía sentirme protegido ante este mundo que solo nos enseña lo fuerte
que es el dolor.
Esas noches que las
conversaciones eran intensas y siempre había un motivo del cual hablar y ahora
que lo pienso no era conversaciones verbales, solo tenía que mirarte o tu a mí
para saber qué es lo que estábamos pensando, es precioso sentirse así.
Estos sentimientos son los que hace que la vida sea todo un
reto. El encontrar a alguien que sepa lo que necesitas sin necesidad de hablar,
poder no decir nada y decirlo todo. Hasta el alma salía de su escondite para
poder comunicarse, algo tan maravilloso y tan mágico que nadie puede describirlo. Ese roce de tus
labios con los míos, algo que es inexplicable, esa emoción de la cual la
felicidad era la protagonista.
Hoy puedo saber que es el poder del sentirse amado. Dicen
que dos piezas de puzles iguales no encajan y eso es lo bonito, buscar la
diferencia en la otra persona, una diferencia que es mágica y que también puede
provocar discusiones pero eso es necesario para que la pareja se mantenga viva,
muchas veces las discusiones son solo un síntoma que produce el universo para
que uno no nos olvidemos del otro.
No siempre se puede pensar en cosas malas, hay que buscar
soluciones y poder disfrutar de lo que es estar vivo. Y estar vivo es solo tener
amor en el alma. El alma algo que siempre entra en conflicto con tu vida
diaria, el ser humano no está preparado para estar en armonía en este mundo que
hemos creado, lleno de envidias y competencias, el demostrar que uno es mejor
que otro, el poder decir “¿ves?, te lo dije”. Olvidemos las diferencias entre
nosotros, busquemos la forma del puzle que estamos viviendo para poder encajar
la pieza que somos. Nunca es nada tan bueno ni nada tan malo, las cosas son lo
que son, solo unas situaciones que tardaran lo que tu mente decida que tarda en
desaparecer.
El ying y el yang, lo bueno y lo malo de todas las
descripciones que se puedan hacer de lo positivo y de lo negativo, debemos
encontrar la forma de quedarnos en el centro, no ir a los extremos, porque ahí está
el peligro de esta sociedad, los extremos son lo que nos diferencia a todos.
Busca una solución o plantéate la vida como un reto en el que se pueden cambiar
las normas específicas que diferencia la partida del juego de cada uno. Busca
tus reglas no busques las reglas de los demás. Coge de los demás lo que más te
guste y transfórmalo para ti, pero cambia siempre algo si no estás perdido, el
poder del ego es tan fuerte que nos hundirá en la miseria y no entendemos las
reglas del juego. Solo buscamos soluciones de paso, cosas que nos hagan olvidar
el momento, pero al no dejarlo terminado,
no nos acordamos que los momentos vuelven a pasar, porque ellos esperan la
solución definitiva para ponernos otro reto.
Un día cualquiera te darás cuenta de que detrás del cuerpo
físico hay más, encontrarás las emociones, esas emociones que son tabú para la
sociedad, porque la sociedad las describe como símbolo de debilidad, pero no es
así es solo un juego, todo está dentro de tu mente y la solución está en tu
corazón. A qué esperas a buscar algo para sentir que formas parte de este puzle
de la vida, que tu creatividad puede hacer de tu experiencia de vida algo muy
bonito.
Es cuestión de amor
el saber qué es lo que quiere tu alma, donde no encontraras la solución es en
tu mente, porque ella está muy manipulada por las reglas y por los
conocimientos que has ido recopilando a lo largo de tu vida, recuerda que todo
el mundo tiene derecho de ser lo que desee ser y no podemos cambiar a nadie.
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